Las bendiciones de Dios se dispensan de acuerdo con las riquezas de su gracia, no de acuerdo con la profundidad de nuestra fe.
¿Por qué es importante saber esto? Para que no nos volvamos cínicos. Mira en derredor tuyo. ¿Acaso no hay más bocas que panes? ¿No hay más heridas que médicos? ¿No son más los que necesitan la verdad que los que la proclaman?
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Levantar las manos y salir caminando? ¿Decirle al mundo que no podemos ayudarlos?
No, no nos rendimos. Miramos hacia arriba. Confiamos. Creemos. Y nuestro optimismo no es en vano. Cristo ha probado ser digno de confianza. Ha demostrado que nunca falla. Empezando por ahí, eso es lo que hace que Dios sea Dios.
2 Timoteo 2:13
Si fuéramos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.
Fuente: Gracia para todo momento, Max Lucado
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