Recientemente, mientras hacía uso de un diccionario en línea, apareció uno de esos tradicionales banners, no para vender un producto, sino para recordarme 10 palabras inglesas que hoy son palabras (con definición, acepciones y todo), pero que antes eran sólo el nombre propio de un producto. Granola, Band-aid (banditas o curitas) y Ping-Pong, se encuentran en el listado.
¿Cómo llega a suceder esto? Sencillo: Uso y repetición. En su momento, las personas dejaron de llamar al producto por su contenido, sino por su apellido (marca). De igual manera, por el uso y repetición otras tantas acciones se vuelven “generalmente aceptadas” y hasta forman parte de la “tradición”. Hoy, le preguntas a alguien, quizás hasta a una población completa, por qué hace equis cosa, y la respuesta podría incluir “es tradición” o “siempre se ha hecho así”.
La palabra “cristiano” vino de una burla, y aunque muchos se digan ser o la utilicen sueltamente, es una realidad: salió de un “producto” con nombre y apellido: Jesucristo. Debes saber que sólo el uso y repetición de sus acciones es lo que hace realmente a un cristiano; en consecuencia, si sabes o conoces a alguien que se diga ser cristiano, y no sigue una vida como la que Jesús vivió (o al menos que intente vivirla), duda de su palabra.
Cristiano no es sólo un nombre, marca, o tradición. Es una forma de vida.
Mateo 7:21
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Autor: David A. Guerrero S.
